Cupido disparando su flecha al cielo y Marte quejándose de que también lo ha herido.
En el frente anterior del carro vi a Cupido con una innumerable caterva de gente de ambos sexos, todos heridos, que se admiraban de que el niño disparara su arco hacia el alto Olimpo. En la parte posterior vi a Marte ante el trono del gran Júpiter, lamentándose de que el niño hubiera atravesado su impenetrable coraza; y el benigno señor le mostraba su propio pecho herido con la otra mano, extendiendo el brazo sostenía el siguiente letrero: NADIE. (El Sueño de Polifilo, Francisco Colonna. Ed. Acantilado).

[Nadie escapa a las flechas de Cupido]

V
A MARTE, AMANTE DE VENUS

Mª Victoria Espín

Ares y Afrodita, cerámica griega de figuras rojas, s. V a. C.
Ares y Afrodita, cerámica griega de figuras rojas, s. V a. C.

 
Preside los ejércitos y las milicias divinas, y toda la tropa celeste
está bajo su mando en cualquier lugar y de forma simultánea. (…)
Capitán general de un grupo de adeptos que se han destacado por su marcialidad, sus furores y calenturas derivan, empero, en el Amor Universal que es el nombre último de cualquier armonía. (Federico González, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos)

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El guerrero Marte es experto en destruir todo aquello que impide la audición musical. (M. V. Espín, «Simbolismo del Tarot. Los Arcanos Menores»).

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Llegó entonces un fuerte soldado de aspecto divino, (...), acercándose valerosamente a la fuente sacrosanta, con el rostro majestuoso, vehemente, de ferocidad formidable y reflejando una gran valentía.
(...)
Una vez que llegó a la agradable y deliciosa fuente, se mostraba deseoso de despojarse de las armas y acercarse a su amada diosa desarmado; y aquí se abrazaban ellos dos estrechamente, no con ternezas y caricias humanas, sino con gestos y pasión divinos. Por lo cual las ninfas, al advertirlo, pidieron permiso para retirarse con palabras humildes y reverentes. Y también yo y mi vehemente Polia, haciendo lo mismo, nos marchamos después de dar las gracias lo mejor que pudimos por los divinos favores alcanzados. Quedaron, pues, solos la divina madre, el niño, los que rodeaban la fuente perpetuamente y el guerrero, habiéndose despojado de todos los arreos para entregarse a los divinos y gozosos placeres.
(El Sueño de Polifilo, ibid.)

Marte y Venus. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Marte y Venus. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.


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Marte