Hypnerotomachia Poliphili
(Lucha de Amor en sueños de Polifilo)


22. Triunfo de Amor

Narra Polifilo:

“Cuando llegamos a la playa, se presentaron en tropel al encuentro del niño divino infinitas semidiosas portadoras de regalos, e insignes ninfas… Delante de todas iban las cazadoras, las portaestandartes y las portadoras de torres… Una llevaba la coraza del furioso y encendido Marte y sus otras armas atadas...”

 

 

 

 

“Otra llevaba otro trofeo: en la punta de la lanza había una coronita de laurel, debajo un par de alas de águila negra abiertas y luego el rostro de un niño nobilísimo; seguían trasversalmente dos rayos, atados con cintas voladoras tejidas de oro y seda; atravesando el asta, había un cetro del que colgaba una vestidura soberbia.” (Trofeo de Júpiter vencido por Amor).

 

 

 

Siguen otros trofeos, como el de Hércules; en uno de ellos una inscripción decía: ‘¿Quién escapa?’ Y tal como le responde Júpiter a Marte: ‘Nadie’.

“Delante de todas estas portadoras de trofeos iba una que llevaba la bandera que había quitado de la navecilla y la había traído corriendo. La seguía inmediatamente otra con un asta triunfal que llevaba en la parte superior un Cupido alado y desnudo que tensaba el arco y pisaba una bola…”

En la tablilla escrito en griego: ‘Trofeos de Amor’.

“La primera que se presentó fue su divina esposa Psique, cubierta con un regio vestido de terciopelo carmesí …

… encabezando a la caterva que saludaba con veneración y rodeada de abundante compañía, la bellísima Psique recibió a su queridísimo esposo con agrado y reverencia, apasionada y cariñosa, y le puso en la cabeza con gran veneración una corona preciosísima… Una de las ninfas que la acompañaban: Imeria (Deseo)… recibió a Polia… otra: Erototimóride (Venganza de Amor) me tomó de la mano. Luego se acercaron alegremente muchas otras, de tres en tres, con paso solemne, gran orden y pompa y veneración.”

“Finalmente, habiendo recibido las misteriosas ofrendas y los fatales despojos de amor y sus armas propias, el niño divino se sentó en un carro antiguo y áureo, que estaba preparado allí para el triunfo… … cuando él se hubo sentado en el carro, al punto Polia y yo fuimos apresados y cautivados por las hermosas ninfas Plexaura (ligadura) y Ganoma (dulzura), a las que el triunfante niño había dado la orden de hacerlo… Nos seguía inmediatamente la curiosa Psique y tras ella las jóvenes que habían hecho las respetuosa ofrendas.”

“Arrastraban el soberbio vehículo del Amor triunfante dos dragones escamosos de tamaño mayor que el natural,… …me fue dado ver clara y realmente, especialmente favorecido por la gracia de la Citerea y el privilegio de Cupido, aquel suntuoso y soberbio triunfo y sus delicias y amenidad y aquella inmensa cantidad de preciosas riquezas y aquella opulencia máxima, más divina que la de la naturaleza.

Inmediatamente detrás de las serpientes que arrastraban el carro, marchaban dos sátiros pánicos y procaces, con barbas de macho cabrío y los pies hendidos de cabra, que lascivos y jocosos, con guirnalda de satirión florido y flores… llevaban cada uno un monstruo rudamente tallado en madera dorado, humano y vestido solamente desde la triple cabeza hasta el diafragma; … En lugar de brazos tenía unas hojas antiguas, y en el pecho un fruto; en medio del prisma, en su parte más ancha, aparecía el falo erecto.”

 

“Finalmente, marchábamos así, en este paseo misterioso y triunfal y con tales pompas de victoria y amorosos trofeos, entre las flores perfumadas, precedidos por el estandarte de la insigne victoria, entre los cantos de las jóvenes ninfas que iban delante iniciando alegremente el cortejo con sus antorchas encendidas y claras luces, entre fragantes perfumes, verdes árboles, frutos olorosos, con el aire perfumado y clemente y el cielo limpidísimo... … Así, con festivo espectáculo, máximo triunfo y pompa soberbia, llegamos poco a poco a un proscenio en el que se alzaba la puerta abierta, de materia y obra noble, artística y elegantísima, de un admirable anfiteatro, sublime por su construcción llena de arte y de hábiles ornamentos, nunca visto… … Ante esta admirable puerta, el señor arquero descendió de su vehículo triunfal y rápido.”

“Todo este edificio célebre, ilustre, soberbio y sumamente digno de alabanza, estaba artísticamente construido de finísimo alabastro indio de brillo vítreo, óptimamente decorado y egregiamente acabado, sin unión de cal, arcilla o cemento, sino con cohesión estable y perfecto acuerdo.”

Y más adelante:

“Todas aquellas ninfas servidoras permanecieron fuera de esta entrada maravillosa o puerta media y regia, sin entrar por ella. Sólo entramos, con gran placer, el divino señor con su amada Psique, nosotros y las dos ninfas que nos habían atado… Cuando atravesamos la entrada y nos hallamos en el área lisa del teatro, digno de admiración como obra maestra, tuve ante mis ojos desde la primera ojeada una obra milagrosa y estupenda, porque el pavimento del espacio de la cávea del teatro era una sola pieza de obsidiana, de negrura extrema y dureza indestructible, tan tersa y brillante que, al poner en ella por vez primera el pie derecho, pensé al instante que caía en un abismo, muriendo de amor y de dulzura; pero su patente resistencia me restituyó el ánimo conmovido y aterrado, con daño del engañado pie. En esta piedra se veía clara y perfectamente, como en un plácido mar en calma, la pureza del cielo profundo, todas las cosas que había alrededor, que se reflejaban mejor que en el más puro espejo, y también las superiores. En el centro del área se alzaba artísticamente la fuente santísima y deliciosa de la madre divina y señora del amor. Antes de hablar de esa fuente bellísima, trataré primero de la inaudita disposición y felicísima composición del teatro, que sin duda fue realizado milagrosamente y más allá de la capacidad de nuestra imaginación, en forma, como he dicho, de teatro.”

Y tras describirlo:

“Contemplando estupefacto la majestad y delicia del lugar, con su ordenada elegancia y la variada y alegre armonía de los colores de las diversas flores, frescas y cubiertas de rocío como no se ofrecen al alba, y todas las maravillas que he contado, permanecí completamente atónito y examiné, con mis sentidos internos y externos envueltos en un innegable placer, sin saber en qué estado del ser me hallaba, con mi gran amor ardiendo todavía violentamente en mi corazón desgarrado y asediado sin tregua por las bellezas incomparables de mi hermosísima Polia, mis delicias. Finalmente, cuando hubimos entrado en ese lugar felicísimo y delicioso, las dos ninfas que nos habían atado nos desataron enseguida y la venerable Psique restituyó riendo y con gran respeto la flecha de oro a su amadísimo esposo, que nos presentó ante la santa fuente citerea.”

 

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– Las citas no referenciadas pertenecen a: El Sueño de Polífilo, Francisco Colonna. Ed. Acantilado, Barcelona 2008. Al cuidado de Pilar Pedraza.
– Las imágenes no referenciadas (salvo la coloreada por nosotros) están tomadas de la Biblioteca Digital Hispánica: Hypnerotomachia Poliphili, Venecia 1499.


23. La fuente de Venus

Presentación