Hypnerotomachia Poliphili
(Lucha de Amor en sueños de Polifilo)

El corro de figuras masculinas y femeninas.

4. Trabajo y talento

Aparece por primera vez en el 4º capítulo el nombre de Polia, la amada de Polifilo, que no es otra que la Sabiduría.

“Y mis suspiros amorosos y sonoros resonaban en este lugar solitario y desierto y de aire enrarecido al acordarme de mi divina y desmesuradamente deseada Polia. Ay de mí, poco tiempo transcurría sin que aquella amorosa y celestial Idea acudiera como un fantasma a mi mente y acompañara mi desconocido camino. En ella anidaba mi alma ardorosamente, sintiéndose segura como en una guarnición protegida o en un asilo inviolable.”

Y llega a un lugar

“donde mis ojos estaban arrobados y ocupados en la contemplación de las abundantes y nobles obras antiguas”

Este caballo alado, en bronce, es una de las obras de arte que contempla nuestro peregrino. Y llega a decir de él:

“Ceda, pues, ante ésta, la obra del agudo ingenio del imprudente Perylao y la del judío Hiram y la de cualquier otro gran broncista.”

Sigue y encuentra un coloso yacente, penetra en el interior de su cuerpo y:

“¡Qué admirable invención! Vi todas las partes internas abiertas, como en un cuerpo humano, cada una con su denominación, escrita en tres idiomas, caldeo, griego y latín: intestinos, nervios y huesos, venas, músculos y carne y la enfermedad que en cada una de ellas se genera y su causa y su curación y remedio…. Cuando me dediqué al corazón, leí cómo se generan los suspiros del amor y dónde daña el amor gravemente. Aquí, muy conmovido, extraje de lo más hondo de mi corazón un mugiente suspiro, invocando a Polia, que oí retumbar con no poco horror por toda la máquina de bronce. Su arte exquisito enseñaba cómo es el hombre, aun sin saber anatomía. ¡Oh, preclaros ingenios pasados, oh edad verdaderamente áurea, cuando la virtud estaba de acuerdo con la fortuna, para este siglo dejaste sólo como herencia la ignorancia y su rival la avaricia!”

 

No lejos del caballo nos dice que había un enorme elefante de piedra negra sembrada de partículas de oro y plata. El elefante estaba hueco por dentro excepto el pilar central que se corresponde con el obelisco. En el espacio interior había dos lámparas y dos esculturas, una masculina femenina la otra, cada una sobre un sarcófago; la primera tenía una leyenda:

 

 

 

“Estaría desnudo si no me cubriera el animal, Busca y encontrarás. Déjame”,

 

La de la segunda decía:

 

“Quien quiera que seas, toma de este tesoro tanto cuanto puedas. Pero te aconsejo que tomes la cabeza y dejes el cuerpo.”

 

 

 

En el pedestal nuestro protagonista interpreta una escritura jeroglífica que dice así:

 

“Sacrifica a Dios con generosidad los dones de la naturaleza obtenidos por tu trabajo. Así, poco a poco irás conformando tu ánimo con el suyo. Él custodiará firmemente tu vida, gobernándola con misericordia, y te conservará incólume.”

Polifilo sigue ruta y va hacia la puerta que inspecciona meticulosamente, se pregunta, y nosotros con él:

“qué razón tienen los ciegos modernos para estimarse hábiles en el arte de construir, cuando no saben ni qué es, haciendo fuera de toda regla sus edificios falsos sagrados y profanos, públicos y privados, no observando la perfecta simetría y olvidando lo que enseña la naturaleza. Pues es regla de oro y enseñanza celeste, como canta el poeta, que la virtud y la felicidad consisten en la justa medida.

(…)
Los artífices manuales son servidores del arquitecto. Este no debe sucumbir de ningún modo a la maldita y pérfida avaricia. Y, además de tener instrucción, ha de ser bueno, no locuaz, benigno, benévolo, dulce, paciente, amable, fértil, investigador curioso, universal y lento: digo lento, porque no debe precipitarse en el error.”

Colonna insiste en señalar que en arquitectura lo primero y más importante es la solidez, unidad y armonía de la construcción; luego, dice, ya se realizará el trabajo de adorno, siempre secundario y que muchos pueden llevar a cabo; mientras que el primero está exclusivamente en mano del arquitecto. Tras hablar de arquitectura, seguirá, en el capítulo siguiente, con la descripción de la puerta.


Trabajo y Talento

 

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– Las citas no referenciadas pertenecen a: El Sueño de Polífilo, Francisco Colonna. Ed. Acantilado, Barcelona 2008. Al cuidado de Pilar Pedraza.
– Las imágenes no referenciadas (salvo la coloreada por nosotros) están tomadas de la Biblioteca Digital Hispánica: Hypnerotomachia Poliphili, Venecia 1499.


5. A Zeus que lleva la égida

Presentación