Hypnerotomachia Poliphili
(Lucha de Amor en sueños de Polifilo)


18. Oración y sacrificio a Venus

La sacerdotisa lee en el libro esta oración:

“Oh santísima e inspiradora Erotea, madre piadosa, patrona eficaz de los amores ardientes y santos e infatigable auxiliadora de los fuegos de amor y de las dulces uniones, si a tu divino numen llegan las plegarias de estos y te son gratos y aceptables sus grandes ardores y su corazón, ya dedicado a ti, sé piadosa y propicia a sus oraciones, llenas de promesas cariñosas y religiosas peticiones, y acuérdate de las exhortaciones y divinos consejos que dio Neptuno por tu causa al enfurecido Vulcano cuando estabas unida al enamorado Marte por los lazos que él mismo había fabricado, por lo que fuiste dejada en libertad sin sufrir daño; y escúchame con tu superior y piadosa clemencia y muéstrate propicia a colmar las peticiones y fogosos deseos de estos dos. Porque, siendo ella apta en esta su tierna edad para tu santo y laudable servicio y el de tu hijo alado y ciego, dispuesta a tus sagrados misterios y separada de la fría Diana, se presta totalmente a tus fuegos amorosos y divinos (que conservan la naturaleza) con suma e íntegra devoción. Y sintiendo ya su alma atravesada por tu hijo que se complace en herir, y su tierno corazón arrancado del casto pecho, no se muestra renuente, sino que se inclina con paciencia y mansedumbre, lo arroja al divino fuego de tu altar sagrado con piedad singular y probada devoción, y lo dedica sinceramente y te lo ofrece inflamándose sin remedio. Y ahora, sintiendo una amorosa gravedad que oprime su corazón, abrasado por el ardiente amor de este joven se dispone diligente y firme y con ánimo inquebrantable y se prepara para tus deliciosos y honestos ardores, con tanto más furor cuanto más le favorezca tu divinidad, ablandada por sus súplicas. Así pues, ya que estos dos están deseosos de conseguir tus favores y experimentar tus gracias santas y ver tu espíritu, oh madre Amathunta [Venus] (1), ruego yo ahora por ellos dos y suplico y pido, al realizar estos sinceros sacrificios, que puedan navegar y trasladarse, ayudados por tu poderosísimo hijo, a tu reino delicioso, triunfal y glorioso. Y que, por mi mediación, ya que soy observantísima religiosa de tus misterios, colmes sus urgentes y excitados deseos y apagues sus bajas inclinaciones y les concedas llegar al fin de tu venerable sacramento. Conmuévete ahora, diosa nacida sin ayuda, madre infatigable y benévola protectora de los mortales, y escucha favorablemente estas devotas peticiones… hechas humildemente ante este divino altar tuyo, y ofrécete y preséntate favorable y llena de gracia para socorrerles con aquella natural piedad que demostraste amorosamente al joven pastor, muerto por el celoso Marte y cuya divina sangre transformaste en rosas. (2)

Y si nuestros méritos y súplicas fueran menos dignas ante tu alta majestad, haz que tu amorosa clemencia supla con las santas llamas misericordiosamente nuestra debilidad, ya que estos, con firmeza de ánimo, singular disposición de corazón y propósito inquebrantable, se han prometido cálidamente y unido estrechamente con obediencia total a tu servicio y a tus venerables y sacratísimas leyes, y no se apartarán de ellas en absoluto. Ya hace muchos días que el joven se ha ratificado en ellas, mostrándose continuamente impávido y valiente atleta, y ella lo mismo, pidiendo con esperanza tu protección divina y eficaz y tu refugio. Así pues, intercediendo por ellos, ruego a tu alta santidad y sublime poder, generosa Ciprogenia, por las amorosas llamas que nacieron en ti al inflamarte de amor por Marte, y por tu furioso marido y tu rebelde hijo, que vive contigo eternamente en los supremos placeres y gloriosos triunfos.”


Finalizado el rito, nuestros protagonistas se despiden de la sacerdotisa y de las ninfas y salen del templo.

Habla Polia:

“Polifilo amadísimo, vamos ahora a la rugiente costa, porque espero y tengo por seguro que llegaremos muy alegres al lugar que nuestro corazón desea ardientemente. Por esta razón, renunciando a las leyes de Diana, he apagado la antorcha, he realizado los solemnes sacrificios y súplicas, inmolaciones y sahumerios y he orado humildemente y comido de los frutos milagrosos, para que los dos, expiados, purificados y dignos, podamos ver las divinas presencias, que no se conceden a la vista inmunda de los hombres mortales.”

 


Notas

(1) De Amathus, ahora Linisso, ciudad de sur de Chipre en la que se practicaba el culto de Venus. (N. de T.).

(2) Se refiere a Adonis, amado por Venus.

*

– Las citas no referenciadas pertenecen a: El Sueño de Polífilo, Francisco Colonna. Ed. Acantilado, Barcelona 2008. Al cuidado de Pilar Pedraza.
– Las imágenes no referenciadas (salvo la coloreada por nosotros) están tomadas de la Biblioteca Digital Hispánica: Hypnerotomachia Poliphili, Venecia 1499.


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