Hypnerotomachia Poliphili
(Lucha de Amor en sueños de Polifilo)


11. ¿Será Polia? se pregunta Polifilo

De entre una muchedumbre de jóvenes de ambos sexos, nuestro protagonista ve que se separa una muchacha, una alegre ninfa con una antorcha encendida que va hacia él sonriendo y:

“con el rostro resplandeciente como una estrella, y con tal prestancia, elegancia y hermosura como tal vez no se apareció al belicoso Marte la amorosa Venus, ni a ella el hermoso pastor Adonis, ni el delicado Ganimedes al supremo e inflamado Júpiter, ni la bellísima Psiquis al ardiente Cupido… Llegué a sospechar, no sin fundamento que su naturaleza no era completamente humana.”

Continúa hablando de la ninfa, de su belleza sin igual en cualquiera de las partes de su cuerpo, por ejemplo:

“…los orgullosos y turgentes pechos, que desbordaban la opresión del finísimo vestido: pensé de ellos, no sin razón, que su artífice los había formado con tanta belleza solamente para su propio placer y que había reunido en ellos toda la fuerza del amor…

La blanquísima garganta, más cándida que la nieve Escitia, estaba ceñida con un collar…

En la alegre frente… arqueadas y separadas, cuales nunca se han visto en las abisinias de Etiopia ni las tuvo Juno bajo su tutela, resplandecían dos ojos alegres y radiantes, capaces de fundir a Júpiter en lluvia de oro…

…entre los graciosos labios no tenía dientes, sino lustrosas perlas, y ardiente almizcle por aliento y por voz la de Thespis y sus nueve hijas”

Y sigue y sigue de esta guisa.

Polifilo, a la vez que goza y canta a la Belleza con Sabiduría, es víctima, a otro nivel, de sus pasiones que oprimiendo su corazón pugnan por inclinarlo hacia la parte maternal, material, terrena. Y en lucha consigo mismo acaba por exclamar:

“Agitado mi triste corazón por tales querellas y tan discrepantes controversias de los apetitos, sostenía una lucha… mis voluptuosos deseos no podían ponerse de acuerdo y yo estaba como el hombre atormentado por el hambre que, teniendo delante múltiples y variados alimentos y no sabiendo cuál escoger, no puede contentar con ninguno su cruel apetito y permanece hambriento.”

***

« - Y cuando la pasión ya no puede con la pasión y nos sume en el caos completo...
- ... Sumergiéndonos una vez más en la ignorancia...
- Es cuando surge Amor! Emanación perfecta que la diosa representa, encarnándose en nosotras, y volviendo a unir, de otra manera, lo que Pasión desató. » (Noche de Brujas). (1)

Citamos ahora de: Introducción a la Ciencia Sagrada (2):

“…un ícono cristiano y la voluptuosidad de formas de una diosa pagana, pueden, en el fondo, sugerir la misma idea. Sea como fuere, intuir la verdadera Belleza, y ser uno con ella, puede acaecer en cualquier momento, no importa la causa, pues entonces ya no seremos los mismos, con nuestros falsos complejos y prejuicios, sino que se nos habrá dado la gracia de participar del rito de una danza total, de la que nada ni nadie queda excluido.”

Lo que sigue pertenece a: La Rueda, una imagen simbólica del cosmos (3):

“el amor, de cualquier naturaleza que fuere, ha sido unánimemente considerado una vía de acceso al conocimiento. Especialmente cuando esa emoción se transfiere a la Sabiduría, la que suele ejemplificarse con la mujer como imagen del intelecto trascendente. Esto es especialmente neto en el Cantar de los Cantares y en el Libro de la Sabiduría atribuidos a Salomón:

‘Me robaste el corazón, hermana mía, novia, me robaste el corazón con una mirada tuya, con una vuelta de tu collar.

¡Qué hermosos tus amores, hermana mía, novia! ¡Qué sabrosos tus amores! ¡Más que el vino! ¡Y la fragancia de tus perfumes, más que todos los bálsamos!’ (Cantar de los Cantares IV, 9, 10).

Y el rey cuenta su historia:

‘La amé más que la salud y la hermosura, y preferí tenerla a ella más que la luz, porque la claridad que de ella sale no conoce noche. Con ella me vinieron a la vez todos los bienes, y riquezas incalculables en sus manos. Y yo me regocijé con todos estos bienes porque la Sabiduría los trae, aunque ignoraba que ella fuese su madre.’ (Sabiduría VII, 10-12).

Y sigue:

‘Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, perspicaz, inmaculado, claro, impasible, amante del bien, agudo, incoercible, bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, que todo lo puede, todo lo observa, penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles. Porque a todo movimiento supera en movilidad la Sabiduría, todo lo atraviesa y penetra en virtud de su pureza. Es un hálito del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Omnipotente, por lo que nada manchado llega a alcanzarla. Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad. Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, renueva el universo; en todas las edades, entrando en las almas santas, forma en ellas amigos de Dios y profetas, porque Dios no ama sino a quien vive con la Sabiduría. Es ella, en efecto, más bella que el sol, supera todas las constelaciones; comparada con la luz, sale vencedora, porque a la luz sucede la noche, pero contra la Sabiduría no prevalece la maldad.’ (Sabiduría VII, 22-30).

Continuando:

‘Se despliega vigorosamente de un confín a otro del mundo y gobierna de excelente manera el universo. Yo la amé y la pretendí desde mi juventud; me esforcé por hacerla esposa mía y llegué a ser un apasionado de su belleza. Realza su nobleza por su convivencia con Dios, pues el Señor de todas las cosas la amó. Ya que está iniciada en la ciencia de Dios y es la que elige sus obras. Si en la vida la riqueza es una posesión deseable, ¿qué cosa más rica que la Sabiduría que todo lo hace? Si la inteligencia es creadora, ¿quién si no la Sabiduría es el artífice de cuanto existe?’ (Sabiduría VIII, 1-6).

 

Notas

(1) Noche de Brujas, Federico González.

(2) Introducción a la Ciencia Sagrada. Federico González y colaboradores.

*

– Las citas no referenciadas pertenecen a: El Sueño de Polífilo, Francisco Colonna. Ed. Acantilado, Barcelona 2008. Al cuidado de Pilar Pedraza.
– Las imágenes no referenciadas (salvo la coloreada por nosotros) están tomadas de la Biblioteca Digital Hispánica: Hypnerotomachia Poliphili, Venecia 1499.


12. ‘Polifilo, ven conmigo sin temor ni vacilación’

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