Federico González: La Tradición Viva
Francisco Ariza
III
EN EL VIENTRE DE LA BALLENA
TEXTOS ALQUíMICOS
Jonás en la portada del libro
El
año 1990 ve nacer En el Vientre de la Ballena: Textos
Alquímicos (Ed. Obelisco), poemas en prosa de hondura metafísica
Tu nombre es silencio.
No el silencio audible de la belleza; ni siquiera la música perfecta de las esferas. Tu nombre es no. He caído
fulminado en el piso del cuarto de baño. Me he visto estremecido
y como un pellejo u odre vacío, abismado por la sola idea de
lo que tú no eres, de aquello que no has creado. Verdadera dimensión
del infinito, tu no ser (…).
que destilan la
quintaesencia de la Gran Obra Alquímica teniendo
como materia prima la propia vida, pues no otra cosa tenemos, la cual
cobra pleno sentido y significación cuando se pone al servicio
de lo único que realmente importa y para lo cual el hombre ha
sido convocado desde su nacimiento:
La idea, aunque
parezca ingenua, es la de abandonarlo todo y dedicarnos a la búsqueda de la verdad. Por una parte, nos quedamos sin nada
y no lo aceptamos. Por la otra es lo único que nos ha interesado
jamás y lo que dejamos en el camino no es sino un vestido imaginado.
Al comienzo aquello de tener que morir es como siempre sólo una
imagen (…).
podemos leer en
un lugar de esos textos, y la idea de esa búsqueda
aparece nítida cuando uno se da cuenta de que
las posesiones
más
esclavizadoras son las mentales, las que conforman nuestra personalidad.
y que vivimos en el mundo inferior, en el infernus,
identificados con la tontera perpetua, con la puerilidad y el infantilismo
que nos
mantienen esclavos del "príncipe de este mundo". En
este sentido, hay en algunos de esos textos alquímicos (cortos,
como píldoras que son toques de atención para despertarnos
del sueño) una enseñanza implícita destinada a
desenmascarar a esas "fuerzas oscuras" que arrastran al ser
humano a la literalidad, al plano más bajo de sí mismo
(creyendo que éste es toda la realidad), adornado con las luces
engañosas del "peligroso reflejo lunar", el que ilumina
al medio profano que nos circunda y ante el que hay que estar completamente
alertas para evitar que nos borre la Memoria de la realidad que somos:
La urgencia de
encontrar la fuerza suficiente como para poder salir del pantano. La
necesidad
de abrir la puerta, pospuesta desde siempre.
El amor al Conocimiento, sempiterna búsqueda del hombre. La idea
de que existe una verdad, una clave, aunque nosotros no la sepamos.
Caer en cuenta de que uno va poniéndose mayor, que no puede seguir
haciéndose el distraído. Entender que todo es un enigma
interesantísimo que apenas se comienza a develar justifica cualquier
existencia. Puede ser que haya dolor, cierta angustia muy grande y terriblemente
cegadora. Como el sol sale y se pone nuevamente todos los días,
esos momentos pasan y se reiteran. Esos instantes jamás podrían
ser un fin en sí mismos, sino que ellos nos brindan la oportunidad
de trascenderlos. El viaje es largo y por etapas. Recordemos por otra
parte que hay una promesa liberadora y un pacto que compromete por igual
a ambas partes.
Es decir, a uno
mismo y a la Tradición, que viene en nuestro
auxilio cuando más lo necesitamos a través de sus emisarios,
ya sea mediante los símbolos y el modelo del universo,
Con veintidós signos o claves conocidas con el nombre de letras
se completa un código que abarca la totalidad de las cosas que
pueden ser nombradas, sin exclusiones ni omisiones posibles. Diez son
los dígitos con los que se pueden obtener las indefinidas combinaciones
de las posibilidades numéricas. Las letras son complementarias
a los números como la geometría lo es a la aritmética
(…). Nada hay fuera del lenguaje salvo lo Innombrable (…).
ya por medio de
la genealogía espiritual, mítica y humana,
de la "cadena áurea", o de todo eso al mismo tiempo,
pues resulta que los antepasados están vivos, como los dioses,
y existen como ellos en el interior de nuestra alma:
He estado con
Platón esta mañana. Me lo he encontrado
mientras iba ensimismado por el parque central. Hablamos de Orfeo y
que no hay magia más espectacular que la vida misma. (…)
Al recordar estos hechos he llegado a la conclusión de que sólo
alterno con gente destacada. Soy amigo de profetas y de inspirados,
compañero de filósofos y sabios, todas personas muy distinguidas.
Me parece muy buen programa estos diálogos con Platón.
Estos intercambios con Proclo, con Dionisio Areopagita, con mi maestro,
conmigo mismo.
El vientre de
la ballena es el propio atanor alquímico ("donde
lo espeso va quedando abajo y lo etéreo sube") y un símbolo
también de la caverna iniciática, o sea la vida misma
que, al tratar siempre de comprenderla, deviene, o es tomada como un
rito:
La llave perdida
en la gruta de la montaña. Siempre un punto
marca la puerta, señala y revela la salida. Voy a colocarme a
la luz y al calor de la pasión contenida, de la atención
concentrada, de la reiteración ritual sucesiva (…)
allí donde la dialéctica pérdida-encuentro del
ser individual constituyen el ritmo fundamental del viaje hacia la Patria
Celeste, hacia la Unidad, y que ejemplifica las indefinidas muertes
y nacimientos, disoluciones y coagulaciones por el laberinto del plano
intermediario, del "vientre de la ballena", hasta que se produce
el milagro de la sublimación:
El tiempo por
primera vez se ha detenido en su constante deambular, aunque todo es
tan sutil y
tan difícil de advertir; aun para
ti mismo. Y tú has nacido a la realidad exactamente en ese instante.
El embarazo ha llegado a su fin y se ha producido tu alumbramiento,
al que los sabios llamaban la hora de la muerte. Tu creación,
no la mera sucesión de espacios y tiempos indefinidos, sino tu
auténtico ser, tu identidad. No nacida ni de la carne ni de la
sangre y ni siquiera de querer de hombre. Has roto lo que te limitaba
al tomar conciencia de ti y todo se ha realizado simultáneamente.
Has sido tu padre y tu madre y la creatura. Te has tallado un nuevo
rostro que tú has elegido por obra de la gracia. Te has moldeado
haciendo una obra de arte contigo a tu imagen y semejanza.
La búsqueda ha llegado a su fin cuando el viajero comprende
que nada había que buscar que no estuviera ya en él desde
toda la eternidad. El modelo del Universo ha sido encarnado y se convierte
en el soporte de la regeneración permanente, y se comprende que
la "fuente de inmortalidad" alquímica no es otra cosa
en verdad que la reintegración del ser en el centro de sí mismo
y descubrir que cada día es el primero de la creación.
El Conocimiento se ha hecho en uno, y como se dice en la Cábala,
el destino del hombre, como el del mundo, es el Misterio, lo No-manifestado, ¿Quién?:
Ahora todo es
mucho más misterioso y sencillo y semejante a
la vida cotidiana. Se caería en la tentación de pensar
que no pasa nada, si aquello no estuviese siempre presente dando realidad
a todo lo que existe. Este es un estado más sutil donde no hay
novedad porque en la renovación perpetua no hay novedad posible.
Donde la conciencia no distingue demasiado entre lo uno y lo otro y
donde nada se ha perdido, ni debe hallarse, porque así ha sido
desde siempre.
SYMBOLOS
REVISTA
INTERNACIONAL DE ARTE - CULTURA - GNOSIS
Además de la publicación
de En el Vientre de la Ballena,
en el año 1990 aparece también el primer número
de la revista SYMBOLOS, que nace, al igual que toda la obra de Federico
González, con vocación de difundir y de ser una voz de
la Tradición Unánime bajo la forma de la Tradición
Hermética y de las Ciencias y Artes de la Cosmogonía a
ella ligadas. De hecho SYMBOLOS es parte constitutiva de la misma obra
de nuestro autor, no sólo porque él sea su fundador, director
e inspirador, sino también porque en ella va a desarrollar una
labor intelectual de gran calado y que irá desgranando número
a número (contando también dentro de esa labor a sus "Cartas
Editoriales", a veces llamadas "Cartas al Lector"), escribiendo
artículos en los que ampliará temas ya tratados en sus
libros anteriores, al tiempo que tocará otros nuevos, y todos
ellos relacionados con la profundización en la Cosmogonía
Perenne y el enderezamiento doctrinal fundamentado en la Metafísica,
tan necesario en estos tiempos de tribulación y de profunda ignorancia
en lo que respecta a las cuestiones esenciales que realmente importan
a la naturaleza humana, que, en general, sólo manifiesta en la
actualidad sus estados más periféricos e infrahumanos
(creyendo además que éstos son los únicos), estimulados
por una ciencia excesivamente tecnificada que se acompaña de
una degradación generalizada que afecta a todos los ámbitos
del ser humano, con la pérdida casi total de los valores éticos
y de cualquier otro tipo, y desde luego de los auténticamente
espirituales.
Nuestro director
toma muy en cuenta los "signos de los tiempos" (a
los que observa plasmándose constantemente en la cotidianidad),
y conociendo perfectamente la simbólica de las leyes cíclicas,
sabe, atendiendo a lo señalado unánimemente por todas
las tradiciones, que nos encontramos en la conclusión de un gran
ciclo que afecta al conjunto de la humanidad, y no sólo a una
parte de ella como ha sucedido en otros momentos del mismo. Ahí están,
sin ir más lejos, los cuatro números correspondientes
a los años 1998-1999-2000-2001 dedicados enteramente a la simbólica
de Fin de Ciclo (con un total de 1600 páginas aproximadamente),
y que desde luego constituye una decidida contribución al Esoterismo
contemporáneo a la par que brinda un conocimiento en profundidad
de la realidad de nuestro tiempo, tomando como referencia principal
la Ciclología o Ciencia de los Ritmos y los Ciclos ("otro
nombre de la Filosofía Perenne", según palabras de
Federico) y su vinculación con la Astronomía-Astrología
y por supuesto con la Historia y la Geografía Sagradas. Estamos viviendo
un momento crucial en la historia de la humanidad y urge "reunir lo disperso", labor a la que
SYMBOLOS, de la
mano de su director, se ha dedicado enteramente desde su primer número,
creando desde el principio un espacio, marco o encuadre significativo
que es como una imagen del "arca" receptora de las ideas tradicionales
en sus distintos modos, formas y códigos de expresión,
admitiendo en su seno distintos puntos de vista, diferentes enfoques
con que abordar esas ideas, todos coexistiendo entre sí, como
no podía ser menos, sobre todo cuando en sus páginas de
lo que se trata es justamente del Símbolo y la pluralidad de
sus significados, de su riqueza, de sus múltiples sentidos e
interpretaciones que recorren toda la gama del colorido existencial,
hasta la metafísica, que es verdaderamente donde todos esos puntos
de vista, esa polivalencia y multiplicidad de sentidos e interpretaciones
se concilian y unifican en lo esencial.
A lo largo de
sus, hasta ahora, quince años de existencia
SYMBOLOS ha acabado por convertirse, dentro del medio esotérico al que
va dirigida, en una referencia importante en el orden de las ideas,
y para muchos se ha constituido, y sin que lo hubiera
pretendido, en una especie de atalaya desde donde observar el panorama
del ambiente
esotérico de su época;
un punto de vista privilegiado ya que había intervenido directamente
en las cuestiones de las que trata el tema, incluso de modo polémico,
a la par que daba cuenta a través de comentarios, recensiones,
y aun de la fotográfica reproducción de sumarios (…)
del movimiento esotérico en general; en tanto que Guénon,
la Tradición Hermética y la Masonería, como medios
de acceso al Conocimiento en particular, es decir, como guías
y senderos de realización, constituían el temario en el
que insistía especialmente nuestra revista. (Esoterismo
Siglo XXI: En torno a René Guénon, p. 12).
En efecto, los
temas que
SYMBOLOS ha ido desarrollando desde sus inicios giran –aunque no han faltado muchas referencias a la Tradición
Precolombina– en torno a la obra de René Guénon,
la Tradición Hermética y la Masonería, que son
como los tres pilares sobre los que se asienta todo el andamiaje intelectual
de los colaboradores habituales de la revista,(5) lo cual por sus propias características conforma una mirada sobre
el esoterismo contemporáneo", dice el autor en otro lugar
del libro recién citado. Una mirada y también, hay que
decirlo, una influencia benéfica sobre ese mismo esoterismo,
pues nada hay más benéfico en el plano de las ideas que
abogar por la claridad de las mismas, sabiendo que esas ideas se refieren
constantemente a la posibilidad de la construcción de la Ciudad
Celeste, a salvo por completo de la contaminación del mundo sublunar.
En este sentido, hemos de decir que en varias ocasiones
SYMBOLOS, conducida
por su director, ha tenido que señalar las tergiversaciones,
intencionadas o no, que determinados medios e individualidades han hecho
sobre contenidos y aspectos esenciales de la doctrina, creando la confusión
en la jerarquía de las ideas, como por ejemplo la de identificar
la Metafísica con la religión, que es uno de los errores
más graves, y del cual F. Schuon y sus acólitos y cómplices
son los máximos y tristes representantes. Desde las páginas
de
SYMBOLOS Federico González ha denunciado con toda la firmeza
y rigor necesarios la impostura de Schuon y las maniobras de sus seguidores
en la continuidad de esa confusión de las ideas, que pueden incluso
llegar a truncar definitivamente el mismo proceso de Conocimiento, con
lo cual todos esos personajes se convierten, y utilizando las palabras
del propio Guénon, en "agentes" de la contrainiciación,
o sea cómplices más o menos inconscientes del Adversario,
también llamado "príncipe de la mentira". Ni
qué decir que esas denuncias y desenmascaramientos realizadas
por nuestro director siempre han sido hechas desde el plano de las ideas,
fundamentadas en la doctrina, y como una contribución al esclarecimiento
en el muchas veces turbio panorama esotérico actual, y por supuesto
que esa labor de "criba", de separar la paja del grano y de
señalar la cizaña para cortarla de raíz, forma
parte de la enseñanza que de él hemos recibido, pues ante
todo esos personajes son internos, y enemigos de la auténtica
evolución espiritual, que en el proceso alquímico cumplen
un papel relacionado con la disolución y muerte del hombre viejo.
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