Ligou, Daniel: Dictionnaire de la Franc-Maçonnerie. P. U. F., París 1987. 1301 pgs.
Nos dice D. Ligou en el prefacio a la segunda edición que se corrigieron en ella muchos errores y se llenaron lagunas que había en la primera, así como también se desarrolló ampliamente la parte biográfica. La mayoría de los autores revisaron sus primeros textos y se dejaron tal cual los de aquellos desaparecidos. Para realizar esta obra se pidió la participación a "todos los dignatarios de las diferentes Obediencias, a todos los especialistas en los problemas masónicos, cualquiera que fuera su orientación, fuesen masones o profanos", pidiéndoles a los primeros se abstuvieran de verter en ella las polémicas entre obediencias, lo cual estos hicieron.
Tal como expresa el autor, refiriéndose en concreto al "riesgo" de la "subjetividad inevitable de los autores", "la 'masonología', como todas las ciencias humanas, no es, no puede ser, una ciencia exacta". Nosotros pensamos incluso que no existe una ciencia así, o que en todo caso no será sino la presentación exterior, más o menos lograda, de una realidad que es en su mayor parte invisible, o inaprehensible desde ese punto de vista exterior que ya implica en cierto modo por definición; se pueden trazar delineamientos fundamentalmente nítidos, registrar con transparencia una historiografía según aquellos datos que se conocen (pertenecientes sobre todo a los tres últimos siglos, que constituyen prácticamente el desarrollo efectivo del mundo moderno), pero siempre será una "disciplina" inacabada. Esto, no sólo porque muchos de los "acontecimientos" de la historia de la Orden ("esparcida sobre la superficie de la Tierra", y existiendo "desde tiempo inmemorial") no dejan huella escrita aunque sí se perciben bastantes de sus efectos, sino porque en correspondencia con la diferencia cualitativa entre un ciclo y otro, de lo "horizontal" hay que pasar a lo "vertical", de lo "exterior" a lo "interior", y quizá nuestro único modo profundo de conocer sea pasar a la posibilidad del tapiz "atravesando" los nudos de la trama con la urdimbre. Ello no quita desde luego que pueda seguirse la pista, o más bien radiografiarse la acción de una institución que es testimonio de la Tradición iniciática occidental -como parte de la gran Tradición Hermética- y que de modo extraordinario ha llegado hasta hoy a pesar de las contradicciones inherentes al espíritu moderno y que se reflejan en muchos de sus miembros, y a través de ellos en las formas "institucionales". Es más, es otra la historia que ha conformado el mundo que vivimos, y es ella, como expresión de un Pensamiento generalmente ignorado, que se halla en su médula, la que puede establecer el vínculo mediante sus propios contenidos con esos otros "momentos cíclicos", que corresponden a distintos espacios de la "construcción".
En ese sentido, esta obra es una aportación a ella, en el panorama de publicaciones en lengua latina. Se puede considerar como un milagro masónico la participación de casi 140 autores de más o menos 10.000 entradas, pertenecientes a distintos países. Con respecto al problema de los límites planteado por esa repartición del trabajo, explica D. Ligou que se trata de "un Diccionario masónico y no de un Diccionario del esoterismo, o de las sociedades secretas. Nos hemos limitado pues a la 'Masonería stricto sensu', pero ese 'estricto' es en realidad muy amplio. La lógica nos imponía pues tres orientaciones: en primer lugar la necesidad de dedicar un artículo a cada país del mundo donde ha vivido y donde vive todavía la Masonería"? (dentro de los límites inevitables lo referido a América latina es bastante informativo, aunque pensamos podría haberse extendido más sobre la Masonería en Estados Unidos). Con respecto a la segunda orientación, referida a la parte biográfica, y dada la extensión del tema, la obra se ha "limitado a los dignatarios de las diferentes obediencias, así como a los hombres que han jugado un papel importante en la vida política, social, económica, científica, literaria", sacrificándose "lo 'político' o lo 'científico' a lo 'masónico' " y "esforzándose en 'situar' con precisión al interesado en su medio masónico" . La tercera se refiere al "contenido intrínseco de la Masonería, su ritual [en general] o sus rituales ?su simbolismo?, su vida reglamentaria. Por supuesto, todo ello es inmenso y era necesario 'privilegiar'. De modo general, hemos sacrificado lo antiguo a lo actual y no hemos definido y analizado más que realidades actuales", concediendo, por ejemplo, una parte esencial a los Ritos más en uso hoy en día. "A la inversa, desde luego, el Diccionario no podía ser un simple catálogo de esas realidades actuales. Como siempre, la historia explica el presente. El Rito, masónico o no, viene del fondo de los tiempos. Por eso, hemos intentado, en cada artículo, encarar una dialéctica espacio-temporal que nos parecía indispensable. Tanto en el plano de la institución como en el de la 'praxis', incluso eventualmente en el de la ideología." En la "presentación práctica" del diccionario "de modo deliberado, se han preferido grandes artículos con múltiples llamadas, a fin de evitar las repeticiones", lo que ciertamente facilita y hace agradable su lectura y consulta a pesar de su extensión. Sólo se hecha en falta que no siempre están indicadas las entradas existentes, aún siendo importantes; queremos decir que en muchas no aparece la indicación de otras directamente vinculadas y a las que podría enviarse expresamente al lector para ampliar la explicación. También se echa de menos un mayor desarrollo en ciertas entradas: por ejemplo, es bastante fuerte que del Collegium fabrorum se diga tan sólo esto: "Asociación 'obrera' romana en la cual se ha creído ver los orígenes de la Masonería operativa. Esta opinión no es compartida por todos los historiadores de la Masonería" cuando es el simbolismo de Jano, bajo cuyo patrocinio se hallaban esos collegia, el que, cristianizado, llega hasta hoy en la forma de los dos San Juan, vinculados a las dos puertas solsticiales y por lo tanto al eje de la construcción, así como a las dos "columnas", no sólo de la entrada, J y B, sino al norte y al sur como dos hemisferios de la Logia; aparte de la importancia fundamental del imperio romano como transmisor y base de la cultura greco-latina, incluyendo a los Misterios –la iniciación–, todo ello simbolizado por su arquitectura, puentes, calzadas y acueductos, en toda la extensión de aquél, incluyendo a Inglaterra. Por otra parte habría que ver cómo pasaron los símbolos del dios de la iniciación, la barca y las llaves (solve et coagula) al Papado.
Todo lo cual no impide que esta obra contribuya de manera fundamental a llenar un hueco sobre el tema en lengua francesa, y desde luego estamos seguros que sería muy bien recibida, si en algún momento pudiera hacerse una edición en castellano, que asimismo incluyera grabados.
J. M. R.
(Revista SYMBOLOS Nº 13-14, 1997, 'Masonería' p. 377)