Reseñas

González Frías, Federico: Defensa de Montjuïc por las Donas de Barcelona. Ed. Libros del Innombrable, col. Marginalia, 2009. 198 pág. ISBN: 978-84-92759-01-9.

Esta novela “cargada de aromas y semillas fecundadoras” acerca el mensaje de la Tradición al lector en general, pues apoyándose en este género literario se torna  accesible a un mayor número de público.

Entre líneas y también directamente nos habla por ejemplo de la Eternidad, de la Providencia y del Destino, del Micro y el Macrocosmos o de la Utopía. En realidad esta obra puede ser considerada una Utopía. Las donas de Barcelona, un pequeño grupo de mujeres, se la juegan para defender su Montaña sagrada: el Montjuïc, origen de su ciudad. Y como toda montaña símbolo del "Eje del Mundo".

Con este libro el autor abre en lo que es el conjunto de su obra un nuevo espacio; como dice Julia, uno de los personajes, "hay que seguir escribiendo entre líneas sobre estas ideas para quien aún quiera y pueda leerlas" (p. 141).

Montjuïc es un cerro que se alza de las aguas proviniendo de "otro tiempo" (símbolo vertical), donde la Tradición fijará un pueblo. Pues Hércules reconoce el monte como un lugar significativo, análogo en su esencia al espíritu de la Tradición, y funda una colonia con aquéllos que quedaron después de la gran tempestad. (p. 41).

La historia de la obra es pues la de la defensa del Montjuïc que está en situación trágica, la misma, por cierto, en que se encuentra el mundo entero. Nos habla de:

 (…) la partida de ajedrez que los dioses juegan en otros mundos, y que los seres humanos tratan de comprender hoy en día recurriendo a la teoría de la conspiración, o sea a la danza de energías que hace posible las movidas de semejantes jugadas. (p. 16). 

Pone varios ejemplos de estas jugadas, uno de ellos el descubrimiento de América por Colón y la conquista de la misma, otro el caso de Descartes, su racionalismo y sus desastrosas consecuencias a nivel mundial y otro más:

¿Cómo se explica que un solo ser humano como Marsilio Ficino haya recuperado el saber de la antigüedad y proyectado nuestra ciencia y nuestro arte hermético desde el Renacimiento italiano hasta el día de hoy? (p. 16).

Y añade:

La bondad o maldad de los dioses es absolutamente relativa y en épocas de fin de ciclo tienen que planear rápidamente, pero nunca con ordinariez, acciones inmediatas dada la velocidad que han adquirido las circunstancias y también de modo múltiple inventando jugarretas, ya que su misión es acabar con una civilización y sus posibilidades de renacimiento, lo cual hace que actúen en los campos más diversos efectuando tareas de "limpieza" , es decir, de destrucción en varias instancias y de distintos modos a la vez. (p. 17).

Y respondiendo a las preguntas que siempre se ha planteado el hombre sobre sí mismo, nos dice en boca de Nuria:

Las coordenadas siempre cambiantes de lo que nos lleva a esto o aquello por suerte están sujetas a un orden, aunque invisible porque lo desconocemos. Esa es la idea de una matriz, de un modelo, que nos limita y por ello nos da la posibilidad de ser y comprender, al fin y al cabo, la misma cosa. (p. 18).

A lo que contesta otro personaje:

¿Quieres decir que ése es el mundo de lo arquetípico? ¿Aquello que es verdaderamente la Idea? ¿Y que a través de sinuosos recorridos descendentes llega a cristalizar en hechos y factores humanos? ¿Que lo invisible se hace visible y sensible? (p. 19).

La trama de la novela tiene como hilo conductor a los personajes, con sus andanzas laborales y sus relaciones personales, llenas de ternura y humor; a las reuniones de las  mujeres de la Fraternidad Espiritualista de Cataluña, que desempeñan un papel fundamental en la historia y a los acontecimientos que aparecen diariamente en la prensa y que con antelación va profetizando la pitonisa de Montjuïc. Pregunta uno de los personajes ¿qué es la profecía? a lo que otro responde:

Supongo que es dar formas verbales a realidades que flotan en el ambiente –en el plano de Yetsirah, según dice la Cábala– y que tienden a materializar en algún momento. (p. 151).

Nos informa que la desaparición de la Atlántida fue debida a la corrupción de  sus habitantes, situación en la que también nosotros nos encontramos; da cuenta basándose en artículos periodísticos de muchos de los graves problemas que aquejan a este mundo en que vivimos al que compara a un potro desbocado que no nos lleva a ninguna parte. Señala el uso profano de la rueda como el comienzo de la producción en serie, de la multiplicidad, el materialismo, la aceleración y el uniformismo. Ante todo lo cual exclama Asdrúbal, otro personaje:

– ¡Coño!, me resisto a pensar que lo que se nos vende como progreso es un agente en la destrucción de esta civilización. ¡Esto es muy loco! (p. 90).

Con motivo de un artículo sobre la desaparición de las abejas, varios de los personajes reflexionan sobre el progreso y la naturaleza del mismo. Más adelante otro personaje, “El Budita”, nos habla del “centro”, de una manera en principio desconcertante. Y de una asociación deportiva y a la vez metafísica.

Y el narrador, el historiador Salvador Roca, se da cuenta en un momento dado de que “la Historia no es más que un presente eterno, un ahora reiterado, de hecho inexistente”. El ecologista, otro personaje, nos habla del cambio climático, de pestes y epidemias, de enfermedades que se extienden como reguero de pólvora. Estamos escribiendo esto y oímos la noticia de que ha aparecido una gripe porcina en Estados Unidos, donde hay personas contagiadas y que ya ha causado varios muertos en México; es decir que siguen los síntomas de decadencia y destrucción. También se habla de la especulación inmobiliaria, y de sus múltiples y tremendas consecuencias.

Como no hay montaña sagrada sin caverna, también en el Montjuïc esta última está presente, cuevas y pasadizos conducen al corazón de la montaña. En una de ellas vive la pitonisa de Montjuïc.

Y apenas hemos esbozado algo del contenido de esta obra sorprendente que nos muestra una realidad, o mejor una irrealidad, que es en la que vivimos diariamente y que sin embargo se nos escapa la mayor parte del tiempo.

En la tercera y última parte, el lector es llevado por el narrador de esta historia a un límite en el que se produce una ruptura y entra con él en otro espacio en el que le hace vivir la ilusión de su vida, es decir constatar la ilusión que es la vida. Desconcertante en un sentido, en otro es una oportunidad para entregarse a otro viaje más real y misterioso.

M. Victoria Espín